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Poesía de José María Heredia


La poesía de José María Heredia está influenciada por el romanticismo y refleja los ideales, bajo los cuales, el autor experimentaba el mundo a su alrededor, es debido a esto que sus obras poseen una nostalgia palpable para el lector. La presencia del mundo natural y su enfoque individualista, componen las obras que han sido aclamadas como fuertemente descriptivas. 

          Su poesía se debate entre el neoclasicismo y las tendencias románticas (Bellini, p.211). Desde muy joven Heredia leyó obras de escritores neoclásicos españoles y tradujo conocidos poetas latinos, así se formó una sólida base neoclásica e ilustrada que se destaca en su obra. Luego, siguió con traducciones e imitaciones de románticos franceses, ingleses e italianos, los cuales le proporcionaron la formación literaria romántica también percibida en su obra. La filiación de los poemas de Heredia resulta problemática, en parte debido a que fueron escritos en una etapa de transición política y artística en América. ¿Neoclásico o Romántico? La polémica sigue divida, por una parte según los estudiosos de este autor, el cubano muestra rasgos románticos en sus textos pronto absorbidos por un retroceso hacia un estilo neoclásico; mientras, de la otra parte, se dice que Heredia muestra un estilo neoclásico dirigido por un avance progresivo hacia un romanticismo concentrado y sintético. "De todas formas, podemos decir que se produjo en él una fusión entre los ideales neoclásicos de la Ilustración y los ideales de un romanticismo apasionado, inflamado de sentimientos de libertad" (Berllini, p. 212).

               En general, la obra de Heredia, no sólo tiene interés por su significado patriótico (por cuanto exaltaba la independencia nacional), sino también por sus análisis históricos y sus cualidades literarias, destacando entre ellas la identificación espiritual con las manifestaciones de la naturaleza, tan típica del romanticismo. 

         El siguiente poema llamado "En una tempestad" es un claro ejemplo de las descripciones anteriores, describe la amenaza de una tormenta en la bahía de Matanzas, y mezcla los sentimientos románticos con la sensación de lejanía que viene de la fuerte idealización de Cuba, la cual el autor plasmaba en sus poesías. La independización de Cuba, es un tema que se menciona de manera recurrente cuando se habla de este poema, ya que, se interpreta al huracán como una revolución ciudadana que lleve a la liberación. 


EN UNA TEMPESTAD


Huracán, huracán, venir te siento,
Y en tu soplo abrasado
Respiro entusiasmado
Del señor de los aires el aliento.

En las alas del viento suspendido
Vedle rodar por el espacio inmenso,
Silencioso, tremendo, irresistible
En su curso veloz. La tierra en calma
Siniestra; misteriosa,
Contempla con pavor su faz terrible.
¿Al toro no miráis? El suelo escarban,
De insoportable ardor sus pies heridos:
La frente poderosa levantando,
Y en la hinchada nariz fuego aspirando,
Llama la tempestad con sus bramidos.

¡Qué nubes! ¡qué furor! El sol temblando
Vela en triste vapor su faz gloriosa,
Y su disco nublado sólo vierte
Luz fúnebre y sombría,
Que no es noche ni día...
¡Pavoroso calor, velo de muerte!
Los pajarillos tiemblan y se esconden
Al acercarse el huracán bramando,
Y en los lejanos montes retumbando
Le oyen los bosques, y a su voz responden.

Llega ya... ¿No le veis? ¡Cuál desenvuelve
Su manto aterrador y majestuoso...!
¡Gigante de los aires, te saludo...!
En fiera confusión el viento agita
Las orlas de su parda vestidura...
¡Ved...! ¡En el horizonte
Los brazos rapidísimos enarca,
Y con ellos abarca
Cuanto alcanzó a mirar de monte a monte!

¡Oscuridad universal!... ¡Su soplo
Levanta en torbellinos
El polvo de los campos agitado...!
En las nubes retumba despeñado
El carro del Señor, y de sus ruedas
Brota el rayo veloz, se precipita,
Hiere y aterra a suelo,
Y su lívida luz inunda el cielo.

¿Qué rumor? ¿Es la lluvia...? Desatada
Cae a torrentes, oscurece el mundo,
Y todo es confusión, horror profundo.
Cielo, nubes, colinas, caro bosque,
¿Dó estáis...? Os busco en vano:
Desparecisteis... La tormenta umbría
En los aires revuelve un oceano
Que todo lo sepulta...
Al fin, mundo fatal, nos separamos:
El huracán y yo solos estamos.

¡Sublime tempestad! ¡Cómo en tu seno,
De tu solemne inspiración henchido,
Al mundo vil y miserable olvido,
Y alzo la frente, de delicia lleno!
¿Dó está el alma cobarde
Que teme tu rugir...? Yo en ti me elevo
Al trono del Señor: oigo en las nubes
El eco de su voz; siento a la tierra
Escucharle y temblar. Ferviente lloro
Desciende por mis pálidas mejillas,
Y su alta majestad trémulo adoro.


         En la época de Heredia se sostenía la idea de que el mundo era la perfecta creación de Dios, y por ende, la naturaleza aún en su forma más brutal era también parte de esta creación perfecta, era admirada, respetada e incluso temida por el hombre. En el poema podemos apreciar como el autor hace uso de esta idea y termina la poesía con un sublime encuentro con Dios, pues el desastre ha sido su poderosa manifestación. Si deseas conocer más de este poema, puedes consultar el siguiente vídeo:


Títulos de su demás poesía:

  • A Elpino (¡Feliz, Elpino, el que jamás conoce)
  • A Emilia (Desde el suelo fatal de su destierro)
  • Adiós (Belleza de dolor, en quien pensaba)
  • A la estrella de Venus (Estrella de la tarde silenciosa)
  • A la hermosura (Dulce hermosura, de los cielos hija)
  • A Lola en sus días (Vuelve a mis brazos, deliciosa Lira)
  • A mi amante (Es media noche: vaporosa calma)
  • A mi esposa en sus días (¡Oh! Cuán puro y sereno)
  • Al Océano (¡Qué! ¡De las ondas el hervor insano)
  • Al Popocatépetl (Tú que de nieve eterna coronado)
  • Ausencias y recuerdos (¿Qué tristeza profunda, qué vacío)
  • Calma en el mar (El cielo está puro)
  • El ay de mí (¡Cuán difícil es al hombre)
  • En el Teocalli de Cholula (¡Cuánto es bella la tierra que habitaban)
  • Himno al desterrado (¡Cuba, Cuba, que vida me diste)
  • Himno al Sol (En los yermos del mar, donde habitas)
  • La cifra (¿Aún guardas, árbol querido)
  • La estación de los Nortes (Témplase ya del fatigoso estío)
  • La inconstancia (En aqueste pacífico retiro)
  • La melancolía (Hoja solitaria y mustia)
  • La partida (¡A Dios, amada, a Dios! llegó el momento)
  • La resolución (¿Nunca de blanda paz y de consuelo)
  • Los recelos (¿Por qué, adorada mía)
  • Niágara (Templad mi lira, dádmela, que siento) Click aquí para escuchar el poema.
  • Oda a la noche (Reina la noche: con silencio grave)
  • Oda al cometa de 1825 (Planeta de terror, monstruo del cielo)
  • Sáficos (Dulce memoria de la prenda mía)
  • Vuelta al sur (Vuela el buque: las playas oscuras)

         Click aquí para conocer uno de los sitios más completos en donde podemos encontrar la poesías de José María Heredia.  




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Referencias: 

  • Bellini, G. (1997). Nueva Historia de la Literatura Hispanoamericana. Ed. Castalia S.A., Madrid., pp. 210-212.
  • Amber Hernández (2014). José M. Heredia en una tempestad. SlideShare. Recuperado de: https://es.slideshare.net/AmberHernandez/jose-m-heredia-en-una-tempestad (13 de diciembre 2020).




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